sábado, 22 de agosto de 2009

La vida es sueño

Ya no sueño, qué si la marquesa, qué si llegaba al trabajo desnuda, qué si mi vida sería maravillosa, a diferencia del resto de mortales cercanos a mí… ya no sueño, ahora vivo despierta continuamente, siempre con los ojos bien abiertos. Camino observando todo y queriéndolo consumir de momento, siento la necesidad de más, de lo que está más lejos, pero no de lo que aún está por llegar, porque ya no sueño. Paseo con las gafas de sol, como ya no sueño tengo los ojos rojitos, y miro al cielo y respiro y soy consciente de mi cuerpo, de que mis piernas suben la cuesta, y me alegra esta consciencia, me da paz. El sueño del futuro me producía desasosiego, de quién podría ser y no era, de lo que podría tener y no tenía, de lo que tenía que haber hecho y no hice, de los sentimientos y deseos que me podía permitir y de cuales no, y así continuamente. Soñaba, pero no vivía en aquél momento. Ya no sueño, no seré la rica heredera, eso lo sabía, pero mira tampoco seré la esposa perfecta que trabaja, está mona y se ocupa de sus adorables niños, y esto no lo sabía, ahora no se quién soy ni quien seré, poco importa si en lugar de soñar vives, ríes, lloras, no desfalleces por no llegar a la meta porque no hay meta, solo caminas y caminas, y saludas a la señora panadera con una amplia sonrisa, y recuerdas con tu amiga de la infancia los juegos que os divertían, y discutes con tu amigo de la edad adulta por el destino de las vacaciones, y sales a correr por la ciudad, y disfrutas de ese vino gustoso con una buena carne para acordar definitivamente que te vas sola de vacaciones, y… vivir y no soñar, porque la vida es sueño (esto último ya saben, lo escribió Calderón en 1635 y como acertó)